"Cadáver Exquisito" de Agustina Bazterrica no es una novela para los débiles de corazón. Es una distopía brutalmente honesta que nos sumerge en un futuro donde la humanidad ha exterminado a todos los animales debido a un virus mortal. ¿La solución para la subsistencia? El canibalismo legalizado. La pluma de Bazterrica es directa y poderosa, construyendo un mundo que se siente tan real como aterrador, y en el que la línea entre lo humano y lo monstruoso se desdibuja por completo, llevando al lector a confrontar las profundidades más oscuras de la existencia humana.
La premisa de la novela es impactante: un virus que solo afecta a los animales obliga a la erradicación total de estos, desde mascotas hasta fauna silvestre. La escasez de proteínas se convierte en una crisis global que lleva a la legalización del consumo de carne humana. Lo que comienza como un mercado negro se transforma en una industria controlada, con "criaderos" humanos y una clasificación de "calidades" de carne. Las "cabezas", como se les llama a estos seres, son despojadas de su voz y su humanidad desde su nacimiento, tratadas como meros productos.
Pero más allá de la impactante premisa, la novela ahonda en una crítica social punzante. Bazterrica no solo imagina un futuro macabro, sino que lo utiliza como un espejo para nuestras propias contradicciones. La hipocresía social es palpable: mientras se normaliza la crianza y el consumo de seres humanos, se intenta mantener una falsa moralidad con "códigos éticos" absurdos, como la prohibición de las relaciones sexuales con las "cabezas" o la "transparencia" en la cremación de los muertos para evitar su desvío al consumo.
Esta distopía es una disección brutal de cómo la sociedad puede racionalizar lo irracional, creando un sistema de valores pervertido en aras de la supervivencia, la comodidad e incluso el placer. Es una reflexión inquietante sobre hasta dónde podemos llegar para satisfacer nuestras necesidades más básicas, y cómo la estructura social puede justificar los actos más abyectos.
En el centro de esta sociedad perturbada está Marcos Tejo, un carnicero que personifica la disonancia moral del nuevo mundo. Marcos es un hombre roto, lidiando con la reciente y devastadora pérdida de su hijo, una tragedia que lo ha separado de su esposa. La novela nos introduce en su dolor a través de una escena desgarradora de la cremación transparente de su hijo, una práctica establecida para evitar que los cuerpos de los difuntos sean desviados para el consumo. Esta pérdida no es solo un evento traumático, sino que lo sumerge en una crisis existencial profunda. A pesar de su profesión, Marcos no disfruta su trabajo; es una víctima de las circunstancias, crítico de una sociedad en la que se siente atrapado.
La relación con su padre, internado en un centro geriátrico debido a la locura provocada por los cambios, es un reflejo más de la devastación mental que ha dejado esta nueva realidad. Los recuerdos de un zoológico abandonado, adonde su padre lo llevaba de niño para escapar del dolor de la pérdida de su madre, revelan la carga de trauma que Marcos arrastra desde joven. Marcos representa la conciencia fragmentada de una humanidad que ha perdido su rumbo, su lucha interna por aferrarse a un vestigio de ética en un mundo que ha abrazado la barbarie. Su personaje nos obliga a cuestionarnos: ¿qué queda de nuestra humanidad cuando se nos empuja a los límites de la moralidad?
La narrativa se complejiza con la aparición de la hermana de Marcos, una figura hipócrita y distante que contrasta fuertemente con la sensibilidad de nuestro protagonista. Pero es un "regalo" lo que altera irreversiblemente la vida de Marcos: una "cabeza" de alta calidad. Lo que inicialmente es una posesión legal se convierte en algo más profundo. Marcos, en su soledad, comienza a humanizarla, bañándola, vistiéndola y acariciándola, rompiendo todas las barreras sociales y morales. Este vínculo es el último resquicio de empatía en un mundo desprovisto de ella, una bofetada a la lógica que la sociedad ha construido.
La relación toma un giro aún más impactante cuando Marcos y la "cabeza" tienen intimidad y ella queda embarazada, un acto estrictamente prohibido. Marcos se ve obligado a ocultar esta situación a toda costa, mientras la "cabeza", privada de voz y afecto desde su nacimiento, empieza a sentir un vínculo con él. Esta situación no solo es una transgresión de las leyes distópicas, sino que plantea preguntas existenciales inquietantes: ¿Puede el amor surgir en las condiciones más degradantes? ¿Es la prohibición de estos vínculos una forma de la sociedad de negar su propia monstruosidad y mantener la ilusión de un orden, por retorcido que sea?
El clímax de la novela es brutal y descorazonador. Con la "cabeza" a punto de dar a luz, Marcos recurre desesperadamente a su esposa para que la asista. La escena del parto es de una crudeza inaudita, culminando en una decisión que marca a Marcos para siempre: el bebé nace, pero la "cabeza" muere. Si bien no se explicita un acto de "asesinato" en el sentido tradicional, la interpretación más oscura y consecuente es que Marcos, en ese momento, toma la decisión consciente de priorizar la vida del recién nacido (su hijo biológico, una posible redención, un futuro "normal" dentro de su pesadilla) sobre la de la "cabeza". Él permite o facilita su muerte al no buscar ayuda médica externa que la delataría, sellando su destino. En este acto final, Marcos, la víctima de las circunstancias, también se convierte en victimario, mostrando cómo incluso la persona más empática puede ser corrompida por la desesperación y las normas de un sistema perverso. Este desenlace no es solo un shock, sino una revelación existencial: la novela nos grita que la verdadera monstruosidad no reside en un virus o en la falta de animales, sino en la capacidad humana de deshumanizar al otro, de justificar lo injustificable y de sacrificar cualquier moralidad en el altar de la supervivencia o el deseo personal. La oscuridad existencial aquí es que no hay un "bien" puro; solo matices de horror y compromisos morales que destrozan el alma.
"Cadáver Exquisito" es una novela que perturba y desafía. Es una crítica mordaz a la deshumanización, al consumo sin límites y a la hipocresía inherente a la sociedad. Bazterrica nos obliga a confrontar nuestras propias nociones de moralidad y supervivencia, dejando una huella imborrable en el lector. Es una lectura esencial para quienes buscan una historia que no teme explorar las profundidades más oscuras del ser humano y la intrínseca vulnerabilidad de nuestra ética.
La presente reseña fue escrita y redactada en su mayoría por un modelo LLM (incluyendo la imágen del header), pero basadas en mis observaciones, anotaciones, reflecciones y puntos de vista. - JLHC -
Jorge Hernandez :: http://jorgeluis.com.mx