Noche 2170, bueno, mas o menos.

- ¡Papá, cuéntame un cuento! -, dijo ella acomodando su cuerpecito suavemente sobre el colchón.

En un instante, el padre recorrió su repertorio de cuentos mentalmente y se dio cuenta que más que agotado, estaba sobre expirado.

Una gota de sudor le recorrió la frente, pero como si de un acto de valentía se tratara dijo - de acuerdo, ¿Estas lista? -

- Si -, contestó con esa tierna vocecita.

Era obvio que estaba mas que lista y preparada para una gran aventura antes de dormir. Dominaba las tierras lejanas de lobos y cerdos, de niñas rubias y osos parlantes, de gatos mágicos o caperucitas multicolores y hasta de espantos y brujas, ¿Que más podía asombrarle?

Pensó en contarle la historia del universo, o que tan lejanas están las estrellas, pero no, esa munición la usaría en otro momento.

- Había una vez… -, comenzó el papá garabateando palabras.

- Había una vez, una tierna niña, que recostada en su camita, le dijo a su papá “papá, cuéntame un cuento” -

Pensó abruptamente en lo recursivo de sus palabras y se guiño el ojo a si mismo; como si un haz sobre la manga tuviera y continuo:

- A lo que su papá repuso el inicio del cuento “... cierra los ojos, para que el cuento que te voy a contar, de cerca lo puedas vislumbrar”, el papá pasó su mano por la frente de la niña, y dijo “y cuando cuente hasta tres los abrirás: uno, dos, tres, ya”.

Hizo el mismo ademán con la mano, y la niña respondió - ¿que más? -. Una muestra de que había captado su atención e interés en una historia así.

- Cuando la niña los abrió, se encontraban en un extraño lugar, la brisa los golpeaba y un peculiar sonido la invadió. “¿Donde estamos?", pregunto la niña, “En una playa” dijo el papá, la niña pudo ver las altas palmeras, un gran cielo despejado y ese infinito mar -

- "¿Por qué estamos en la playa? “, dijo la niña, a lo que su papá le contestó “Es un cuento de piratas, es una jungla en realidad”, la niña vio pues a sus espaldas, una gran jungla en la que fácilmente pudo imaginar monos columpiándose entre las lianas, flores silvestres, y aves por doquier -

- ”Mira bien a lo lejos, allá, en el mar” le dijo el papá señalando un punto en el firmamento, “¿Lo ves?", “¿Que es papá, que es?", “Es una bandera, mira bien”, al principio la niña sólo veía un punto lejano que se hacía grande cada vez más, hasta que finalmente pudo ver esa bandera negra con una calavera en su centro y dijo “Sí papá, la veo, ¿Que son? “,"¿Que más? Son piratas, piratas de verdad", se quedaron quietos un momento, hasta que decidieron esconderse para que no los descubrieran. -

- Finalmente y cuando el barco estaba lo suficientemente cerca de la playa, dejaron caer el ancla, y de él, descendieron uno a uno los piratas. Los había de todo tipo, los grandes y fuertes, los que en lugar de pie tienen un palo, o los que tienen un parche en el ojo. El regordeto y enano y con nariz achatada que servía de compinche al capitán. Y por supuesto, el temido y perspicaz capitán del barco, jefe de todos los piratas, con alto sombrero, traje elegante y con perico en la espalda, bigote pronunciado y gran barba negra. Si, el capitán barba negra. -

- Papá, no me gusta el capitan barba negra, siempre sale en los cuentos - dijo la niña con los ojos cerrados.

- Muy bien -, haciendo una breve pausa y pensando en un mejor color, dijo - era el terrible capitán Barba Rosa, osado y despiadado sujeto, odiado por los siete mares, temido en todos los reinos, el más buscado, pero un sujeto al que que nadie se quería encontrar nunca - corrigió inteligentemente el papá, o eso según creyó.

- El rosa si me gusta, me gusta el capitán barba rosa -. Claramente le gustaba más el capitán barba rosa, por qué el rosa era uno de sus colores favoritos, aunque prefería el morado, pero capitán barba morada demeritaba lo terrible de su nombre.

- “Hemos llegado” dijo el amigo regordeto de nariz achatada. “¿Estás seguro que ésta es la Isla?” preguntó el capitán con voz tenebrosa sacando de un bolso feo que cargaba, un mapa viejo y amarillento que mostraba las instrucciones a seguir para llegar el tesoro.

- “Veamos pues…, según éste mapa, habrá que empezar a contar 100 pasos al «Este» a partir de una roca en forma de tortuga, luego 50 la «Noreste», mediavuelta, un salto grande, para finalmente caminar otros 30 pasos adelante, donde nos encontraremos con una hermosa cascada, y creo, que debajo de ésta, hay una cueva donde se esconde el tesoro”.

Aquí hubo una pausa, la niña tosió un poco y una vez se calmó, el papá prosiguió.

- Mientras los piratas analizaban el mapa, la niña y el papá seguían escondidos. “¿Papá, tenemos que seguir escondidos?” preguntó la niña casi susurrando. A lo que el papá contestó con voz silenciosa “Si, los seguiremos con cuidado hasta llegar al tesoro”.

- Así que, los piratas al encontrar la piedra en forma de tortuga, preguntaron la Capitán, “Jefe, ¿Donde es el «Este»?”, “He, he, creo que es por aquí…” y comenzó a contar “Uno, dos, tres” y así, hasta el 100, donde, antes de proseguir dijo “Compinche, ¿que sigue?”, “50 pasos al «Noreste» Capitán, que, creo, es…, por allá” dijo su regordeto amigo. Y caminaron otros 50 pasos más, dieron media vuelta, un salto grande, por qué uno chico no bastaba según el mapa, y finalmente otros 30 pasos al frente -

La niña comenzó a carcajearse sobre su almohada.

- ¿Que pasó? -, dijo el papá.

- Es que me imagine a los piratas dando vueltas y saltando, y me dió mucha risa -, dijo tranquilizandose y acomodandose otra vez la niña. Así que, el papá continuó.

- Los piratas habían llegado finalmente a la cascada, y antes de proseguir debajo de ella, escucharon unos ruidos muy extraños entre la maleza. “¿Que ha sido eso? dijo el Capitán Barba Rosa, “¿Quien anda ahí?, es mejor que salgan o los haremos salir”, los piratas comenzaron a indagar entre las ramas, a lo que al papá y a la niña, no les quedó de otra que salir de su escondite -

- “Sólo somos nosotros Capitán”, “¿Y quienes son ustedes” dijo el barbón rosado. “Ella es mi hija, y yo, su papá, y le contaba un cuento”. El capitán puso cara de extrañeza y dijo “¿Un cuento?, ¿Un cuento de que?”, se sentía confundido, y el papá, para hacerlo entrar en razón, quiso explicarle: “Pues de qué va ser Capitán, de piratas, piratas de verdad. Verá, mi hija, quiso que le contara un cuento, y así lo hice; inventé una isla del tesoro, un barco pirata y un mapa, donde después de caminar varios pasos, dar vueltas y saltos, encontrarían un tesoro bajo una casada -

- Los piratas se rieron a grandes carcajadas, el regordeto incluso se revolcó sobre el piso, y limpiándose las lágrimas de los ojos, el Capitán exclamó “Qué cosa más absurda. Lo que ustedes quieren es el tesoro”, “No, no !!, Capitán, de verdad que es un cuento, si quiere, preguntele a ella…, a..., a...” y fue entonces, que se escucharon unos ronquiditos.

La niña finalmente se había quedado profundamente dormida.

Lo único que le quedaba por decir al papá era “y colorín colorado, éste cuento, ni a medias ha llegado. Dulces sueños princesa”.

Y el cuento se acabó !

Dedicado a la astuta niña que
no para de pedir cuentos, Dalia.
- Tu Papá -

Imagen del Header de Pixabay

Jorge Hernandez :: http://jorgeluis.com.mx

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