Quisiera considerarme un gran fanático a la lectura, sin embargo, solo en mi edad temprana lo fui y hoy, lamentablemente carezco del hábito y el tiempo para leer como yo realmente quisiera.
Los libros para mi siempre han tenido un atractivo indescriptible. Aunque he de confesar que no tomé un libro enserio si no hasta la edad de los 14 o 15 años, argumentando que los libros no eran para mi.
Ahora que lo analizo con detalle, este pequeño bug estaba implantado en mi cerebro desde la educación básica que recibí en mi infancia, esa educación torpe en la que te obligaban a repetir una y otra vez cosas, como reglas de multiplicar, y en las que, poco a poco, comienzas a detestar el tener que memorizar citas, fechas o nombres.
La historia y la literatura, de la mano de mis profesores, pasaron desapercibidas. Nunca me enseñaron a amarlas, a tomarlas enserio, a sentir las letras de una poesía, de un relato, o de algo escrito incluso por mi mismo. Siempre trataron mi mente cual si de un disco de almacenamiento se tratase sin siquiera tener el cuidado de no estropearlo. Creo que muchos pasamos por esto.
Cuando era niño, siempre los vi en aquellos estantes de mi madre, arrumbados y llamándome a gritos. Me suplicaban algo que ignoraba. Tiempo después de mis primeros encuentros con las letras, los libere de esa prisión y me tente el corazón para abrirlos y descubrirlos.
Aunque mi entrada a la literatura fue tardía, no recuerdo cual fue el primer libro que leí (tal vez el Necronomicon o el libro de Nod), pero recuerdo cuales fueron aquellos que marcaron mi mente por la sagacidad con la que el escritor escribió aquellos épicos textos para mi.
Autores como Julio Verne, Lovecraft y Poe me abrieron los ojos. Comencé a gatear entonces, profundizando en ese mundo nuevo y extravagante, llenándome de lagrimas al leer a Rice o a Shelly. Interrogándome a mi mismo con Nietzsche, Sartre y Baudelaire, o amando todo con Sabines y Bécquer.
Pero, de forma muy extraña, el señor Edgar Allan Poe me marco de manera muy particular. Fue un parteaguas para mi. Me hizo sentir el terror y el horror, me contó historias reales de miedo como nunca antes lo había experimentado en toda mi vida. Y no era necesario leer tanto para hacerlo. El me mostró ese genero que tanto quiero ahora llamado 'Cuento corto'.
Por ello, y a la edad de 15 años, comencé a intentar imitarlo. Comencé a escribir por mi cuenta, creía estar inspirado y me aferraba a la idea de que yo mismo podría crear algo para hacerle sentir al lector eso mismo que yo sentía con Poe. Así que, con esta supuesta inspiración, escribí 6 pequeños cuentos cortos que hace poco recuperé de un viejo backup.
Estos cuentos los junté, los puse en un repositorio y publiqué como libro titulado "Antología de Terror" usando a la plataforma GitBook. Así que hoy quisiera compartir con ustedes estos textos torpemente escritos por un adolescente novato y sin experiencia.
Puedes consultar el libro y descargártelo libremente. Entre los formatos disponibles están PDF, EPub y Mobi.
No seas muy estricto y considera que mi experiencia en aquellos tiempos era mucho mas (pero mucho mas) limitada que la de hoy en día.
Update Agosto, 2016
He clonado a modo backup la antología: https://horrorland.github.io/antologia/
Jorge Hernandez :: http://jorgeluis.com.mx